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  • Kensho Clínica

Hablemos de relaciones. Los 4 Jinetes del apocalipsis.


Tal y como lo lees, los 4 jinetes del apocalipsis son una realidad.


Todas las relaciones que mantenemos a lo largo de nuestra vida pasan por distintas fases con el paso del tiempo, pero esto es aún más notorio en las relaciones de pareja. Y por ello, no son pocos los estudios dedicados a tratar este tema.

Al igual que las personas cambiamos, maduramos, restamos o damos importancia a distintas cosas con el transcurso del tiempo, también ocurre en las relaciones de pareja. Al final si los miembros cambian, es lógico que la relación también lo haga.

El psicólogo Jed Diamond habla de 5 fases. La primera fase es la del ENAMORAMIENTO, caracterizada por emociones intensas, grandes expectativas, planes de futuro, ilusión… La segunda fase es la del inicio de la relación o de CONOCIMIENTO donde los miembros de la pareja se conocen más en profundidad y comienzan a asumir compromisos. La tercera, está marcada por la valoración que cada uno de ellos hace sobre los comportamientos, las actitudes, etc. del otro. En esta fase es donde más rupturas se producen, ya que en muchos casos aparece la DECEPCIÓN. Se llega a la cuarta etapa, cuando la balanza se inclina hacia el lado positivo y la pareja es capaz de superar esas diferencias. Por último, la última fase se caracteriza por una concepción realista del otro, dejando de lado las idealizaciones del principio, y se produce LA VERDADERA CONEXIÓN entre ambos.




¿Qué hace que unas relaciones avancen a lo largo de las etapas y perduren y otras no?


El Doctor John Gottman, psicólogo especializado en terapia de pareja, además de poseer formación en matemáticas y estadística, investigó durante más de tres décadas en su famoso “Love Lab” (Laboratorio del amor), a numerosas parejas en distintas etapas de su relación. Su objetivo era intentar encontrar patrones disfuncionales en las parejas que pudieran predecir el fracaso de la relación.


Y sus investigaciones fueron muy fructíferas, ya que llegó a la conclusión de que las parejas compartían, en un gran porcentaje de casos, estilos de comunicación negativos que usaban continuamente en sus interacciones.


Para explicarlo de una manera sencilla, utilizó la metáfora bíblica de los 4 Jinetes del Apocalipsis para ejemplificar cuatro actitudes negativas que pueden predecir la ruptura de la pareja.


1. Crítica destructiva

Frente a las críticas constructivas, donde el punto de mira está puesto en el problema, y se realizan desde la asertividad y el respeto, encontramos la otra cara de la moneda; las críticas destructivas. A diferencia de las primeras, en éstas el foco está puesto en la persona, y no en sus comportamientos y se tratan, en muchos casos, de una forma agresiva y despectiva. Por ejemplo, no es lo mismo decir “eres un desastre” que decir “me gustaría que dejaras recogidas las cosas que utilizas”.


Es importante que cuando realicemos una crítica nos centremos en el comportamiento y no en la persona, desterrando la creencia tan asumida que tenemos en la sociedad de “si actúas así, eres así”.


2. Actitud defensiva

Es la antítesis de la anterior, ya que suele aparecer como respuesta a una crítica destructiva. Con esta actitud la persona adopta el papel de víctima, negando su parte de responsabilidad en el conflicto. Además, estamos tan centrados en defendernos y en responder ante ese ataque, que la búsqueda de soluciones queda relegada a un segundo plano.

Ante esta actitud, Gottman apela a la importancia de que cada miembro de la pareja haga autocrítica y asuma su parte de responsabilidad en el conflicto.

3. Desprecio

Este es el peor de los jinetes. Este estilo de comunicación se caracteriza por humillaciones, faltas de respeto, menosprecio a la otra persona e incluso por insultos y amenazas. Mientras que la persona que adopta esta postura, se encuentra en una situación de superioridad, la otra ve dañada su autoestima y su seguridad al sentirse infravalorada y ninguneada.

4. Indiferencia

Aunque a priori este comportamiento pueda parecer menos negativo y agresivo, es tan destructivo como los anteriores. Además tiene el hándicap de que no es tan evidente como los otros y por tanto, es más fácil que perdure en el tiempo. Hace referencia a actitudes como la inexpresividad, estar ausente, ignorar… En definitiva, levantar un muro entre ambos que los aleja de la posibilidad de resolver los problemas. El resultado suele ser el distanciamiento emocional de ambos, cronificando así los conflictos. El hecho de no hablar de los problemas no hace que desaparezcan, es necesario afrontarlos.



Es fundamental identificar estas actitudes en nuestras relaciones de pareja para evitar que se conviertan en patrones disfuncionales y habituales de comunicación y acaben deteriorando la relación.


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